Intolerancia a la lactosa: diagnóstico, tratamiento y consejos para una vida saludable
La intolerancia a la lactosa es una afección digestiva frecuente que se produce cuando el cuerpo no puede digerir adecuadamente la lactosa, un azúcar presente en la leche y otros productos lácteos. Aunque no es peligrosa, puede generar molestias importantes si no se maneja adecuadamente.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico suele comenzar con la observación de los síntomas y la reducción de alimentos lácteos. Para confirmarlo, el médico puede indicar algunas pruebas:
Estudio de hidrógeno en el aliento: se mide el nivel de hidrógeno exhalado tras consumir lactosa.
Prueba de tolerancia a la lactosa: evalúa el nivel de glucosa en sangre luego de ingerir una bebida con lactosa.
Opciones de tratamiento
Si la intolerancia se debe a una afección tratable, mejorar esa condición puede ayudar a recuperar la tolerancia a la lactosa con el tiempo. En otros casos, una dieta baja en lactosa es fundamental para evitar síntomas.
Entre las estrategias recomendadas se incluyen:
Limitar o distribuir el consumo de productos lácteos a lo largo del día.
Usar productos reducidos en lactosa.
Añadir enzimas digestivas (lactasa) a la leche.
Tomar suplementos de calcio y vitamina D si es necesario.
Cuidados y alimentación
No es necesario eliminar completamente los lácteos, ya que muchas personas toleran pequeñas cantidades. Además, existen múltiples fuentes alternativas de calcio y vitamina D:
Verduras de hoja verde, brócoli, naranjas, almendras.
Productos fortificados como leches vegetales, cereales o jugos.
Pescados como el salmón o las sardinas.
Los probióticos también pueden ayudar a mejorar la digestión de la lactosa y mantener la salud intestinal, y se encuentran en yogures con cultivos vivos o en forma de suplementos.
¿Sabías que...?
Los principales factores que aumentan el riesgo de padecer bronquitis son:
Fumar o estar expuesto al humo de tabaco
Tener un sistema inmunológico debilitado
Ser adulto mayor, bebé o niño pequeño
Trabajar en ambientes con polvo, humo o gases químicos
Sufrir de reflujo gastroesofágico severo
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